La siguiente tarea consiste en profundizar en el análisis de las causas de una conducta disruptiva de un alumno o alumna. Para concretar la actividad nos centraremos en una conducta determinada como es “la pérdida de control ante determinadas situaciones y contextos”. No debemos olvidar que vamos a describir la conducta de un alumno TEA.
Para ello debemos realizar una recogida de información
acerca del desarrollo de la conducta, registrando los siguientes aspectos:
- Historial
de la conducta: el alumno pierde el control con facilidad cuando se equivoca
en una tarea de clase, cuando pierde en un juego de grupo en clase de educación
física o en el patio, cuando quiere algo y no se lo dan o no lo consigue...
Dicha conducta lleva observándose desde principio de curso, aunque ya lleva
manifestándose desde hace tiempo. Ha recibido terapia profesional, pero todavía
seguimos trabajando en ello. Además este comportamiento disruptivo tiene lugar
en diversos contextos: escolar, familiar y social.
- Antecedentes:
la conducta se produce cuando tiene que esforzarse para realizar correctamente
una tarea según las indicaciones del profesor. El alumno es bastante perezoso y
necesita motivación externa para trabajar y progresar en sus aprendizajes.
También se manifiesta cuando participa en juegos grupales (por parejas, pequeño
grupo, gran grupo e individualmente) y uno de los equipos que gana no es el
suyo. El alumno se frustra fácilmente cuando pierde porque se siente incapaz de
superar ciertos obstáculos y muestra y verbaliza una actitud negativa e
irrespetuosa. Su nivel de autoestima es baja. En ella influyen tanto factores
ambientales o experienciales (el contexto) como factores cognitivos (la mente).
- Topografía:
la reacción del alumno ante ciertas situaciones y contextos se manifiesta de la
siguiente manera: se pone nervioso, se altera, se enfada, se expresa de forma
inadecuada e irrespetuosa, se niega a seguir realizando lo que estaba haciendo,
eleva el tono de voz, da golpes, muestra una actitud desafiante…
- Función:
su propósito es conseguir salirse con la suya (dejar de trabajar, ganar u obtener una recompensa o premio, dominar al
adulto).
- Consecuencia:
el resultado de su comportamiento desencadena situaciones conflictivas como
dificultad para jugar con sus compañeros o amigos, llamadas de atención por su
conducta cuando no le apetece trabajar, bajo rendimiento, disgustos
innecesarios por no respetar y aceptar ciertas normas de convivencia, etc.
Después de realizar dicho análisis, debemos proponer un programa
de actuación sobre la manera de reconducir dicha conducta para que sea
positiva. Para ello se ha propuesto el siguiente Plan de Acción, basado en
actuaciones que se han llevado a la práctica:
1. Realizar un registro de las conductas.
HOJA DE REGISTRO DE CONDUCTAS DISRUPTIVAS
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DÍA
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HORA
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LUGAR
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PERSONA
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CONDUCTA
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ACTUACIÓN
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RESULTADOS
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2. Poner en práctica algunas de estas pautas para
relajar el ambiente y reducir los episodios de estas conductas indeseables:
- Autocontrol del adulto: mantener
la calma y corregir de acuerdo a las normas de convivencia establecidas.
- Evitar que capte y se lleve toda nuestra
atención para que no aumenten estas conductas.
- No prestar atención a las faltas leves.
- Reflexionar sobre la conducta y tranquilizar al
mismo tiempo.
- Darle un respiro de unos minutos para que se relaje.
- Reaccionar de forma proporcionada a la conducta.
- Ejercer de modelo.
- Usar el refuerzo positivo.
- Crear clases dinámicas, con actividades variadas
y graduadas en dificultad.
3.
Aplicar algunas de estas técnicas para modificar
la conducta y reconducirla:
- Time out
o tiempo fuera: con esta técnica se pretende disminuir en frecuencia o
eliminar la realización de uno o varios comportamientos. Ejemplo: enviar al
alumno a un rincón, silla o banco para pensar.
- Economía
de fichas: la técnica consiste en establecer un sistema en el que el alumno
gane puntos o fichas por comportarse de una determinada manera. Estos puntos
pueden canjearse por un premio mayor. Ejemplo: conseguir 5 caritas sonrientes
para escuchar su canción favorita, coger su juego preferido, conseguir una
pegatina o sticker.
- Coste de
respuesta: consiste en retirar un reforzador positivo de manera contingente
a la emisión de la conducta. Por ejemplo: perder la pegatina o premio pactado
del día por dicho comportamiento.
- Rueda de
opciones para el control de ira: crear juntos una rueda de opciones de qué
puede hacer para calmarse cuando se siente enfadado o enojado. Ejemplo: tomarse
unos minutos a solas, expresar con palabras cómo se siente, dibujar, contar
hasta diez, saltar… Colgar la rueda en un sitio visible del aula.
- Tiempo
fuera positivo: crear un lugar especial dentro del aula al que el alumno
pueda acudir para calmarse cuando se sienta alterado o fuera de control.
Ejemplo: zona con libros, música, juguetes, hojas y colores para dibujar, una
pizarra, peluches, plastilina…
- El
semáforo: trabajar esta técnica para autorregular los comportamientos
impulsivos, arranques de ira o agresión, actuando como lo hace un semáforo. Ejemplo:
rojo para detenerse, amarillo para pensar y verde para actuar. Colocar un
semáforo en el aula para recordar sus colores y significado de forma visual.
- Escuchar
música: el poder tranquilizador de la música nos brinda calma y relax.
Ejemplo: música relajante, canciones para dormir o similares.
Una vez concretadas las principales estrategias de intervención, pasamos al análisis de la puesta en práctica del programa de actuación. Este aspecto es uno de los puntos importantes del proyecto y del que también hay que reflexionar, ya que nos ayudará a averiguar si el plan propuesto está siendo efectivo o si hay que realizar variaciones para mejorarlo.
En la práctica es necesario combinar varios procedimientos para conseguir una mayor efectividad, teniendo en cuenta que se trata de alumnado TEA e influyen muchos factores en sus comportamientos. Al mismo tiempo, es fundamental adaptar la técnica al alumnado y a sus características particulares y especiales del día a día.
En general, se puede señalar que la conducta del alumno está mejorando de forma progresiva. Si bien es cierto, en ocasiones, hay pautas o técnicas que funcionan durante un determinado periodo de tiempo pero luego pierden fuerza, dejan de ser eficaces y la situación demanda nuevas alternativas para solucionar los conflictos. De ahí la importancia del seguimiento de la conducta a lo largo del tiempo e ir anotando en un cuaderno los cambios producidos y la evolución de su comportamiento tras la aplicación del programa.